Actualmente muchas organizaciones de salud están en procesos de modernización de sus sistemas dentro del concepto de “Transformación Digital”.
Los dispositivos que se encuentran conectados a las redes internas y externas de la organización son con frecuencia adoptados sin tomar en consideración muchas de las prácticas básicas de seguridad.
Durante la pandemia del COVID19 se requería procesar altos volúmenes de pruebas y poder transmitir los resultados a los pacientes de forma más rápida a través de aplicaciones móviles, portales WEB, etc.
Más allá de las consecuencias que puede tener la divulgación de la información, el mayor impacto que tienen las organizaciones de salud es desde la perspectiva operacional.
La información hackeada es utilizada especialmente para extorsionar a sus víctimas, estos ataques tienen un fin principal y es el de obtener beneficios económicos, así que en primer lugar buscarán obtener dinero a cambio de devolver la información como es el caso de ransomware, y en segundo lugar podrían buscar obtener dinero bajo la amenaza de publicar datos sensibles que puedan comprometer tanto a la organización como a sus pacientes.
Tradicionalmente la monetización más característica de los ataques a la información de salud a nivel global, está orientada a la suplantación de identidades para obtener servicios médicos de forma fraudulenta o para monetizar reembolsos de servicios médicos.
Fuente: Diario Salud
